miércoles, 30 de mayo de 2007

Cuando llega el fin de temporada, es justo, cuando el salir a esquiar más me motiva, la culpa? la culpa la tienen los arroyos que bajan rápidos por el deshielo, la tiene la soledad de las montañas, los descensos ocultos entre rocas, los amaneceres subiendo con la sola compañía del sonido de las pieles arañando la nieve, las primeras luces que le dan a las cumbres, el constante ajetreo de los pajaros celebrando la llegada de su estación preferida, la búsqueda del itinerario más evidente al descender, la aventura de llegar lo más cerca posible, aprovechando hasta la última mancha de nieve,, el refrescarme la cara en el agua cristalina de los ríos, la nieve cremosa que hace que los giros se marquen en ella con facilidad,, la brisa que en la mañana te despereza poco a poco, el esfuerzo de la subida, el rito de la preparación de la bajada, el relax de la cumbre.

El final de temporada es para mi el comienzo de esquí, cuando los pensamientos de otros van hacia otras actividades,me obsesiono por donde encontrar la mejor nieve, cual será la próxima pala a descender,, de que manera me encontraré el final de la montaña. Quizás sea por lo que me cuesta despedirme hasta la caída de los próximos copos, quizás porque el brillo de la nieve asociado a el del sol primaveral me atrae de manera brutal, es posible que la razón simplemente sea la costumbre de años y años siguiendo el mismo rito, pero lo cierto es que cada año observo los últimos neveros con más nostalgia.

El fin de temporada para mi, es el comienzo de la próxima, cuando a través de sueños planes comienzo a revivir el nuevo invierno.

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