viernes, 23 de mayo de 2008


Hace poco pensando en anteriores inviernos, me acordaba de una historia que guardaba para mi por su extrañeza y casi de película.

Aficionado que soy a recorrer lugares poco concurridos, desde hace muchos años cuando la nieve lo permite y es generosa en abundancia, me interno en montañas que no son precisamente “paraísos del esquí”, busco pequeños pueblos con montes pelados y generalmente apartados de las más grandes alturas de nuestra cordillera pirenaica, lugares que me hacen recordar mis primeros años en los Pirineos hace ya mucho, mucho tiempo, con aldeas casi despobladas y paisajes agrestes y rudos, sitios donde la poca gente que los habita parece sacada de otros tiempos, silencios y melancolías llenan estos parajes.

Los busco por que la sola sensación de estar allí un martes de cualquier semana invernal, me produce un sentido del aislamiento y de la tranquilidad, raramente encontrados en la vorágine de los actuales inviernos pirenaicos, no se si es por añoranza o simplemente por curiosidad me inclino a meterme de lleno en estos montes despoblados y solitarios, el aspecto deportivo casi es lo de menos, aunque no he de negar que existen descensos muy respetables en estas montañas, descensos abiertos y espaciosos, que cuando los pillas con una buena nieve recién caída te producen un “clímax” fuerte, a veces en la soledad los adornas con gritos que resuenan en las vecinas aldeas, gritos de satisfacción y alegría.

Pero he ahí lo mejor de esta historia, en una de mis incursiones en un monte alejado y muy al sur de la cordillera, cuando ascendía entre los copos de nieve hacia la cima fantasmal de un pequeño pico, vi. una silueta que descendía harmoniosamente por la ladera, con un esquí suave y cadencioso, una técnica muy depurada y moderna, descendía rápido y trazando unas curvas increíbles, o sea lo que llamamos un freerider, no lo podía creer, yo que me sentía el rey del ese pequeño mundo, el más original de los mortales, tenía una seria “competencia”.

Me frote los ojos, podía ser causa del mal de altura 1.600 metros!!!o alguna iluminación!!, pero no la silueta se paro ante mi con una sonrisa de oreja a oreja y en un acento que enseguida adivine extranjero, me dio los buenos días con amabilidad y educación.

Tom ese era el nombre del personaje, me contó que había sido profesor de esquí en América y bastantes sitios de Los Alpes, se había ganado la vida de pro algún tiempo con una famosa marca de esquíes y había viajado por todos los continentes nevados con su bolsa de esquís para trazar curvas por todo el mundo blanco, y de repente estaba ahí en medio de la nada, en un pueblo que no aparece en la mayoría de los mapas, esquiando bajo la ventisca!!! Me explico que andaba por España buscando lugares insólitos para descender!!!, justo lo que yo busco casi cada año, me dijo que alguien le había comentado de estos montes y que aparte de la esquiada, lo más importante para el era que al llegar al valle todo le sonaba diferente a lo anteriormente visto.

No le pregunte nada acerca de su domicilio habitual ni de su ocupación actual, pero si cual era su próximo destino? Me contesto que cualquier monte desconocido que se vistiera de blanco, aunque solo fuera por unos días, que ahí estaría el para dejar su huella y fotografiar su recorrido.

El frió y la ventisca apretaban y después de darnos la mano, continué con mi ascensión y Tom con su descenso, no se que pensaría el, pero yo aun estoy pensando si aquello fue real o un sueño entre la ventisca.




martes, 20 de mayo de 2008





Fases
Cuando vas a realizar alguna actividad que supone un "sacrifio" pasas por diferentes fases, el levantarte, las 5 h. pero si es de noche!! esta fase la pasas relativamene bien, es decir dormido, la segunda es cuando empiezas a andar, no hay manera de autoconvencerte de que estas haciendo lo correcto, y más si el tema es medio complicado, normalmente piensas en la tarde anterior que veías la montaña con sus luces de atardecer, su nieve brillando y su silueta recortandose en un impresionante cielo azul, esto lo haces para animarte, la siguiente cuando el sol ya te pega y el cuerpo se calienta es más llevadera y empiezas a pensar que si, que estas en el "camino" hay una más en la ascensión y es por la mitad, de vez en cuando te da por pensar en calzarte los esquis y para abajo a almorzar, si pasas por ella sin caer en la tentación, casi tienes el exito asegurado y la de llegada al objetivo es la de olvidar todas las anteriores, es decir cuando ves el paisaje, la pala o corredor que te espera para descenderla, esta es inolvidable, después vendrán la de cansancio absoluto, siesta y beber y beber para hidratar dicen....
Bien esto viene a que hoy he pasado por todas estas fases, la cosa es que ninguna ha salido como arriba describo, es decir, la nieve estaba horrible, restos de avalanchas, podrida en el sol, costra en la sombra, calor, frio, niebla, sol... por todo he ido pasando, pero he aguantado mentalmente pensando en la bajada, no se conociendo el tema, que podía pensar?? no había nada que disfrutar, pero siempre te queda la duda... hasta que me he puesto las tablas, es cuando he agradecido no saber hacer autoretratos esquiando, que nadie estuviera por los alrededores, ( bendita soledad ), y que solo las marmotas se burlaran de como iba a sortear la bajada del corredor y encima con esquis de telemark, los primeros saltos han sido casi bonitos, hasta que he llegado a la zona de avalanchas, bajar por allí, pura supervivencia, la opción elegida de acercarme a la pared, uf... peligrosilla, y volver al centro del corredor y esquiar por una especie de patatar blanco, ha sido la mejor de las peores decisiones, hasta que por fin y trás una zona de elegante "derrape" he podido enlazar varios giros de elegancia telemarkera, he llegado a la zona siesta en un estado deplorable, las piernas no podían ni tenerme en pie, y es quizás esta fase la de la siesta la que mejor me ha salido, quitando eso si, las miradas de las marmotas, que parecian preguntarse como se le ocurre a este pringao meterse aqui, hoy.
saludos desde la comodidad del hogar.

viernes, 16 de mayo de 2008






de vuelta de Los Picos de Europa, hemos estado en casa de unos amigos, he dado una charla proyección del trabajo de Guía de alta montaña y la cosa ha salido bien, por lo que me han comentado los asistentes. Hemos aprovechado para escalar ( poco a causa de la lluvia ) hacer alguna excursión y sobre todo descubrir ese mundo magico que tienen esas montañas, leyendas, monasterios, ganado, árboles centenarios, paisajes bucolicos, personajes de otras épocas, situaciones curiosas..... un lugar envolvente, para soñar., pero sobre todo he redescubierto un ambiente rural que poco a poco se está perdiendo en algunas zonas pirenaicas, y la verdad lo nuevo es bienvenido, la modernidad es un logro, pero conservar algunas cosas de nuestros antepasados es vital para conservar la identidad de las montañas.
Prometo otra visita, con algo más de escalada eso si.

domingo, 11 de mayo de 2008




Por fin!! por fin, me he desperezado, he dejado atrás el enganché del esquí y me he decidido a tocar la roca, la culpa, Fernando, un amigo y su oportuna llamada de todas las primaveras, no nos hemos visto en el invierno, el guiando por el Aconcagua y yo guiando por Chamonix, uno en cada punta del mundo, pero la llamada de la primavera, no falla!! además es buena oportunidad para contarnos las respectivas batallas, siempre nos proponemos no hablar mucho de motaña, pero es inevitable, es nuestra profesión y nuestra vida, ya mejoraremos.
Atacamos una vía en un grado asequible, pero esta vez lo hicimos ponien proteciones, es decir sin equipar y la cosa se dejó bastante, bien para el principio de temporada, después ya nos metimos en un grado más......fuerte, si eso más fuerte, y tampoco salio mal, animado me fuí a entrenar al día siguiente y los dedos ya me advirtieron que hay que empezar poco a poco, esta semana que me largo a Los Picos de Europa, seguiré tocando, roca esta vez de raza Cantabrica.

lunes, 5 de mayo de 2008




Una rara lesión me tiene en el dique seco estos día, ando ( mal ) y me duele la pierna, se que es de una inoportuna caída telemarkeando este invierno, uf que tendrá esa disciplina para que caigamos en sus redes , pero no le voy a dar cancha ala desesperanza aun me quedan muchas cosas que descender esta primavera, y empezar a escalar que este año no me decido, dedicado completamente al arte del desliz sobre la nieve, eso que ahora llamamos cambiar el chip, esta temporada me está costando, pero quien se resiste a esos últimos descensos, entre flores, hierba y rocas.....


Fin de temporada!!!, para quien? cada año tengo unas sensaciones extrañas, será mi cambio climatico particular, en el mes de Diciembre me mosqueo, cuando los primeros frios empizan a aparecer y tengo que abandonar mis aparatos de escalada, tengo que dejar la lucha con la roca, los dias de entrenamiento , el afán por superar dificultades, cuando mejor estoy al sol ( hum, aquellos días de otoño pegado a la pared, con el calorcito acariciandote ), se rompe todo de repente, aparece un día gris, las rocas se enfrian de manera subita y la indumentaría de escalada te hace tiritar de frio, entonces me resisto a pensar que tengo que cambiar todo, regresar a casa y empezar a rebuscar en el baúl de los recuerdos, las botas de telemark, los anchos tablones y toda la indumentaría de abrigo, verdadera pereza me da, hasta que de pronto por arte de magía, me encuentro deslizandome por las primeras laderas nevadas, la mente me da un vuelco y caigo inmerso en el universo blanco, desde ese momento todo se vuelve de ese color para mi, y mis pensamientos se deslizan como mis esquies a ritmo trepidante, siempre en busca de lugares, lineas, montañas, corredores o lo que sea para descender bulimicamente, pasando los días en un continuo peregrinaje hacia la busqueda de la felicidad en forma de descensos,hasta que llega la primavera, y es entonces cuando se produce la extraña sensación, me resisto a abandonar mis abrigos, mis tablones, mis descensos, me afano en encontrar las ultimas lineas de nieve, con unos ya inusuales vecinos en el invierno, a saber los pajaros, el sonido de los arroyos en el deshielo o las caras sur mostrando su traje más verde, hum ese sueño de primavera me acompaña cada año con sajona puntualidad, no se por que extraña razón compito conmigo mismo por ser uno de los últimos en bajar palas nevadas, aunque a los lados crezcan todo tipo de flores y me encuentre en situaciones acuaticas en forma de cruzar torrentes con las pesadas botas y haciendo malabarismos con los bastones, pero todo eso me engancha irremediablemente y no me deja empezar mi periplo primaveral-veraniego por las paredes, y lo preocupante es que cada año va a más. Y este, este es especialmente, especial, me explico, las cumbres más blancas, los paisajes más insultantemente redondeados y los espesores más bestias se han dado cita en la primavera, con lo cual mi rehabilitación va a ser mucho más larga que anteriores inviernos.

Ya os contaré, de momento mañana me armo de nuevo con todo el material y voy a buscar otra linea por la que bajar.